“No hay segundas oportunidades en este minuto que vives. No vas a tener dos hoy ni dos mañanas. Así que vive segundo a segundo. Bésalo si aún no lo has hecho, grita, corre, sueña despierto, no hagas listas, vívelas. Vuelve a ser un niño, enamórate mil veces en una sola, sonríe, disfruta. Porque sólo hoy es hoy y es fantástico.”
Corre, levántate.
¿Qué haces? ¿No te das cuenta?
Estás vivo.
Lloras, porque estás vivo.
Te duele, porque estás vivo.
Así que levántate.
Porque. Estás. Vivo.
No importa cuántas veces te digan que no puedes. ¿Una? ¿Diez? ¿Mil? ¿Un millón? Da igual. La única verdad que hay en todo eso es que eres tú quién decide si puedes o no. Y punto.
Te van a decir tantas veces que seas alguien que no eres…Que no corras, que hagas mejor esto que lo otro, que eso que piensas es un error, que cómo se te ocurre, que quién te crees que eres, que te pongas a la cola, que eso es una locura, que lo dejes.
No hagas caso.
No hagas ni puto caso, nunca.
¿Sabes? Un día alguien me dijo una cosa muy simple que no se me olvidará nunca:
– ¿Puedo pedirte tu opinión sobre algo?
– Sí
– Verás, no sé si debo…
– Sí
– ¿Sí qué?
– Que sí
Di que sí. Siempre di que sí antes de decir que no. Créeme, el tiempo y la vida ya se encargarán de ponerte los puntos donde consideren que tienen que ponértelos. Pero, mientras tanto, tú di que sí.
Corre, salta, lucha, disfruta, pelea por lo que quieres, sal, descansa, vuelve a empezar, déjalo todo, aprende algo nuevo, cáete, suda, atrévete, ten cojones, equivócate, viaja, haz magia, comparte, diviértete, folla, llora, grita, enfádate, quiere, abraza, cambia, levántate. Sobre todo, eso: levántate siempre. Y no te confundas, tu peor enemigo siempre serás tú mismo. Fuerza de voluntad no es hacer, si no dejar de hacer.
Estás vivo y hoy, por lo menos, has visto la luz del día, has sentido el sol en la cara, has olido un café, has comido, has hablado con alguien que te quiere y has pasado un día más en el mundo. Piénsalo.
¿Que la vida es difícil? Claro que es difícil. ¿Quién te dijo que era fácil? Nadie te ha prometido nunca que lo fuese, así que levántate. Mueve el culo. Todo lo que merece la pena es difícil y, si te han contado lo contrario, te han mentido. Aterriza, que hay una pista esperándote.
Espabila. Nada ni nadie va a esperar por ti eternamente. ¿Eso de que los trenes pasan sólo una vez? Verdad verdadera. Súbete, que para bajarse siempre hay tiempo. ¿Que va muy rápido? Claro. La vida se pasa así, rápido. Un día de estos, si tienes mucha suerte, tendrás ochenta años y te parecerá que no has tenido tiempo suficiente para hacer todo lo que te hubiese apetecido hacer. O no. A lo mejor habrás hecho todo lo que querías y te vas tranquilo.
Que no te mientan, no existe ese libro en el que pone cómo y cuándo hay que hacer las cosas. Eso lo tienes que escribir tú. Haz las cosas cuando te latan, no cuando las hagan los demás. Tus sueños son tuyos, que nadie te los toque. No te dejes.
Aprende a dejar ir y a irte tú también. Corre si lo necesitas, como si no hubiese un mañana, porque de hecho tal vez no lo haya. Date el gusto de descubrir quién corre detrás de ti.
No necesites, simplemente quiere. Quiere mucho y aprende a querer bien, hasta que te duelan las manos y se te gaste la voz. Con el tiempo te darás cuenta de que, en el fondo, uno no se arrepiente de querer y que, al final, gana más el que más da. Siempre.
Sueña. Fuerte. Mucho. Bonito. Todo el rato. Sin parar.
Hazte eterno. En una canción, en una carta, en una foto, en los recuerdos de otra persona. Créeme, no estás aquí por casualidad. Y si así fuera, eres una casualidad maravillosa.
Sí, tú, como te llames.
Busca un espejo y mírate. ¿Qué ves? ¿Te gusta? ¿No? Cámbialo. No eres un árbol, por suerte. Hacen falta 21 días para crear un hábito y una decisión firme para romperlo. Tú decides.
Levántate. No hablo de los pies, hablo del alma. Levántate por lo que quieres y contra lo que no te gusta, levántate por quien se merece que te levantes, levántate por ti y por todos tus compañeros. Que te levantes, coño. Que se vea a qué has venido. Hay cosas ahí fuera esperando a que alguien las haga. No te las pierdas.
Y cuando te estampes y ruedes cuesta abajo, que lo harás, recuerda que un corazón roto duele, pero más duele lo que no te atreves a hacer.
Nada de lo que haces da igual.
Nada de lo que no haces da igual.
¿Estás vivo?
Di que sí.
ECGXIII.
V
Cuando mas necesite sobre fuerzas y para darme cuenta de lo viva que estoy, encontre esto, una y mil veces GRACIAS !!!!
gracias
Este texto es uno de esos que escribes que inspiran que no veas. Tengo un montón de cosas pendientes por hacer, y leerte de vez en cuando, sobre todo textos como este, me dan un soplo de aire fresco. Me dan ganas de darle para adelante a ese proyecto que tengo a medias sin miedo a que me digan que no está bien o que faltan cosas. Simplemente debería hacerlo como sé y ya está, y si no, que me enseñen!
Te aseguro que volveré una y mil veces a este post para motivarme un poquito, porque en este momento lo necesito. Lo necesitaba.
Gracias, Gatsby. Eres un grande de las palabras. Inspiras y motivas de verdad.
Cada que necesito inspiracion te leo, vale cada segundo de espera.
Cada cierto tiempo tengo el impulso, la simple necesidad de releerte. He llegado a la conclusión de que el chute de energía que me llega con el punto y final no es eterno, y que vuelvo, como la mula al trigo, a creer que quien da más no es sino el que menos recibe, y que por qué dar de mi al resto si voy a quedarme vacía. Pero vuelvo aquí, y vuelvo a ver que tienes razón. Que es triste dejar de querer como el niño que confía en todo el que lo abraza. Yo quiero ese brillo en los ojos. Por eso vengo a recordármelo, para que mañana no sea un lunes más y yo sea un montón de polvo más cargando con su capacidad de estar vivo a hombros.
Si esa sensación se comprase, yo misma te haría millonarix.
Mil gracias, de corazón.
Muy bonito!! Es mi filosofía, pero acabo de darme un hostión. Le dije al hombre que quiero lo que siento, pero el no quiere tener pareja. Y ahora corro, corro y sudo 🙂
Espero el próximo post.
Jo…qué prisas. Voy, no me presiones. Lo haré. Vale, no. Solo era una excusa. Tienes razón. Nada de lo que haga da igual, nada de lo que no haga da igual. Hay algo ahí fuera que me está esperando a que lo haga. Así que allá voy. Deséame suerte. ¿Querrás ser testigo de mi camino?
Sí, coño!
Este texto tiene más fuerza de los últimos que has publicado, y también transmite eso, ¡Enhorabuena!
No nos hagas esperar tanto la próxima vez, eres una inspiración para los que nos gusta escribir