Cuéntame otra

 

Cuéntame una que no me sepa.
Una que suene de muerte.
Una de esas que la gente cuenta sin saber si de verdad pasó.
De esas que todos critican, pero nadie entiende.

Cuéntame una de las que se viven al compás de la envidia de los demás.
De las que nunca dicen que no a una botella de vino y siempre esperan al segundo antes de que sea demasiado tarde.
Tic, tac.

Cuéntamelo. Cuéntame algo que nadie me haya tocado, tócame algo que nadie haya escuchado jamás.
Desafíname las cuerdas y marca un ritmo. Coge carrerilla y dímelo.
Dime lo que todos piensan y nadie se atreve a decir.
Dilo.

Coge dos copas rotas y no tengas cuidado.
Córtame la boca con eso que llaman ganas de todo y no te dejes nada. Repite, si puedes.
Atáscate en el ascensor que viaja entre mi realidad y tu mundo paralelo. Sube, baja y vuelve a subir.
Repite, si te atreves. Atrévete.

Deja que suba la marea, finge que no sabes nadar. Recuérdame que hay una parte de mí que sabe respirar bajo el agua y a ras del mar. Ahógame las excusas. Dame una vuelta. Dame dos. Dame cien.
Sin rodeos. No hagas pie.

Aguántame. La tormenta, la mirada, el vendaval.
Aguanta. Las ganas, la paciencia, el tirón.
Tírate.

Cuéntame una que no me sepa.

Esa que no nos dejaban ver cuando éramos pequeños. Una de las que saben a lo que nunca podrás explicar y que explican por qué a veces es mejor no saber.

Bájame los plomos, llévame a bailar. Báilame. Lo que quieras, menos el agua.
Báilame la atención mientras nos disfrazamos de indiferencia.

Sé diferente.
Ponme lo de siempre, que sepa como nunca.
Ponme, a secas.

No vengas para quedarte.
No te acabes de marchar.
Prométete que no volverás y ven otra vez.
Ven, una y mil veces, y no te acostumbres ninguna.
Llega tarde, pero llega.
Vuelve a volver.

Dame cuerda y no la sueltes.
Suéltame la mano y déjame colgar.
Cuélgate.

Tira y no aflojes. Salta. Salta y deja que vaya detrás.

Cuéntame otra. Una de la que nunca hayas contado el final. Una que no sepas cómo acaba.
Una que no sea como las demás.

Duéleme. Duéleme en todos y cada uno de los agujeros de los clavos de mi otro yo. Del yo que solo soy cuando se mojan las calles y canta Sabina en cualquier bar de mala muerte de las calles de mi cabeza. Cántame. No preguntes. Córtame los frenos y acelera, crúzame en rojo y sin mirar.

Cuéntame una que no me sepa.
Una que tire abajo la torre de marfil a la que me he subido para poder verte venir.

Ven, no avises. Aparece sin llamar. Cámbiame los planes y convence a las horas para que pasen volando. Vuela. Vuela por encima de mis posibilidades, y de las tuyas. Vuela alto y luego tírate en picado a por lo que queda por rescatar de nosotros cuando vuelve a salir el sol. Ven.

Arranca. Arráncame las páginas y léeme la última frase del libro que nadie escribirá sobre mí. Mírame. Mírame mientras ato los cabos que se sueltan cuando se nos desabrocha la vergüenza y de pronto todo es lo que parece.

Aprieta el gatillo, dispara las palabras que nunca me oirás decir.
Dime que esta noche se acaba el mundo.

No me hables de mañana.
Háblame de ti.

Cuéntame una que no me sepa.
Cuéntame otra.
Cuéntamela otra vez.

 

ECGXIII.

86 thoughts on “Cuéntame otra

  1. Observo que todos tus fans son mujeres, me imagino que mejor para tí, pero te aseguro que realmente gustas a todos, tanto tus textos como tu música (porque es tuya).

  2. Aquí otra que se va a la cama feliz. Es genial lo que haces, cómo lo haces. Cada nuevo post es un regalo sin abrir el día de reyes a las 8 de la mañana, solo que nunca se sabe cuándo es el día de reyes, lo que lo hace aún mejor. Me flipa todo lo que escribes, en serio. Y la música, enhorabuena por tu gusto. Deberías hacer una lista en Spoti o algo (por pedir…).

    Un saludo y gracias de nuevo.

  3. Cuéntame quien eres, eras o pretendes ser. Si lo sabes claro…. ordenadamente pero sin un orden justo. Dime algo que no sepa ni sepas.

    Gracias por publicar lo que escribes… no es el camino fácil.

  4. Gracias, gracias y más gracias… Por impulsarme y por recordarme que la vida son dos días y que hay que disfrutarlos. Así uno se va a la cama mucho mejor.

  5. Siempre me dejas sin palabras, y seguramente por eso nunca antes había comentado aquí. Pero esta vez lo hago para darte las gracias por convertir un miércoles cualquiera en un miércoles en el que me voy feliz a la cama. Gracias por las ganas de comerte el mundo que transmites en cada una de tus entradas. Gracias por hablar siempre de las cosas que mueven el mundo.

    Ah, y por favor, vuelve pronto para contarme otra.

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