Billete a Nunca Jamás

«El momento en el que dudas si puedes volar, pierdes la capacidad de hacerlo para siempre»

J.M. Barrie

He decidido que me voy.
¿Te vienes?

No te preocupes, no necesitas hacer las maletas.
Donde vamos no hacen falta zapatos, sólo risas.

Nadie te va a preguntar dónde has comprado ese reloj.
El tiempo no importa.

Es un lugar donde las cosas que pasan siempre tienen dos versiones: una en la que te sientas a esperar a que cambien y otra en la que tú decides cuándo cambiarlas. A mí me gustan las películas así, en versión original. Sin doblajes, sin dobleces.

Si vienes, si te atreves, no te prometo un viaje tranquilo, pero te puedo firmar ahora mismo y sin letra pequeña unas vistas que no hayas visto antes. ¿Te vale? Allí las penas saben a dos copas de vino que hablan de todo y todo lo arreglan, a calma que todo lo puede, a fuerzas que nunca se rinden. A ti, cuando decides que nada ni nadie puede decirte que no. A mí, que siempre fui más de decir que sí. A buenos días, días buenos y noches todavía mejores.

¿Los problemas? A pachas.

Pide una grande de soluciones con doble de me resbala y verifica que hayan puesto muchas bolsas de todo pasa por algo. Pago yo. Nos lo vamos a comer todo con las manos y si hace falta, repetimos. Uno nunca se empacha de madrugadas arreglando galaxias.

Lo digo en serio, vámonos. Coge lo que tengas ahorrado y cámbialo por inconformismo aderezado con un poco de eso que te revolotea en el estómago cuando sabes que algo grande va a pasar. Sueña, sueña fuerte y sueña bonito, apúntalo y me lo cuentas por el camino. Ya nos las arreglaremos para hacerlo realidad.

Y si no, soñamos bonito otra vez.

Venga, tengo los billetes. Vamos a invadir Nunca Jamás. Quiero verte volar. Quiero verte bailar. Si quieres bailamos. Si quieres, nos reímos del mundo y de quien dijo que no se puede tener todo lo que se quiere. Si quieres, aprendemos a querer todo lo que tenemos, también. Podemos encender una luz que marque el camino hacia donde la vida se ve de otro color; ese que sólo reconoce quien comprende que la vida no está para verla pasar, sino para vivirla. Y que nos quiten lo bailaoMíranos, no bailamos tan mal.

Vamos. El ritmo lo marcamos tú y yo. Tú di lugar y yo digo hora. Dime cómo y lo hacemos, dime cuándo y nos vamos. Dale gas, date brillo, dame más. Lo demás lo pongo yo. Te prometo que no está tan lejos, déjate llevar. Solamente tenemos que girar en la segunda estrella a la derecha, y volar hasta el amanecer.

¿Lo ves? Hace un rato que tus pies ya no están pegados al suelo. Hay viajes que no entienden de alturas. Hay historias que no tienen medida. Sigue así, no mires hacia abajo. Sin miedo. Ya no hay quien nos pare.

Y para cuando lleguemos, tengo un plan. Te cambio tus peros por un montón de atardeceres a campo abierto. Tú sólo respira. O no respires, que a veces también sobra. Te cambio las apariencias por mil formas de existir que aún no se han inventado. Te propongo un lugar en el que reírse es lo más serio y ser tú nunca valió más la pena.

Te invito a ver lo que pasa cuando no te importa el qué dirán.

Te cambio diez noes por un sí. Te compro las ovejas que no te dejan dormir a cambio de historias que contar.

Las oportunidades empiezan aquí.
The time is now.

Te invito a donde la vida siempre es un buen lugar en el que estar, pase lo que pase.

Vámonos.
Vamos a invadir Nunca Jamás.

¿Te das cuenta? Hace quince líneas que nos hemos ido.

 

ECGXIII.

78 thoughts on “Billete a Nunca Jamás

  1. Tu último post me supo a poco. Me dejó con ganas de más… Pero has vuelto pronto, muy pronto, con éste maravilloso viaje. Tan sublime como de costumbre. Leerte siempre es un placer!

  2. Otro acierto, esto es como el horóscopo, por aglguna extraña razón siempre encuentro alguna manera de encajarlo a mi situación…

    This house no longer, feels like home… Estoy viviendo un momento de pánico y ansiedad, anunciados desde que tenia poder de razón. Y aun así, habiendo tenido 18 años de vida para preparame, para emprender el viaje más iluminador de mi vida, para dejarlo todo atrás y empezar a vivir con plenitud me he dado cuenta de que lo más imposible que quedarme, es irme.

    No se si alguien más ha transgiversado el texto como yo… Pero a veces, después de hacer de todo para construir lo que tienes ( abstenerse replicas con: criatura, solo tienes 18 años); sientes que no has conseguido lo que te proponías. Esa extraña felicidad que supuestamente te tiene que alumbrar cuando haces lo máximo, no me ha llegado. Y todos esos planes que siempre he tenido, ahora que los puedo cumplir, no me atrevo. Tal vez es cuestión de relajarme, e intentar hacer un viaje interior para, si no más, encontrar un pedacito de conformidad.

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